jueves, 19 de diciembre de 2013

LA VIDA SIGUE EN FILIPINAS - FELIZ NAVIDAD

Casa Redentorista en Tacloban (Jun Santiago CSsR).
Hace poco estuve de nuevo en Tacloban y se van viendo pequeñas señales de mejoría. En el centro está todo más limpio, se han esmerado en dejarlo presentable. Los restaurantes y los negocios van abriendo y aunque la clientela esté formada en su mayoría por los cooperantes de las distintas oenegés, es fácil ver también algunos grupos de filipinos.

Los trabajos de limpieza y desescombro en la zona donde se encuentra nuestra Parroquia del Perpetuo Socorro no van tan rápido.


Lo que sí ha cambiado drásticamente es la iglesia parroquial. Desde el equipo diocesano que se creó para coordinar las ayudas en Leyte, nos insistieron en la urgente necesidad de desalojar la iglesia. Así también nos lo comunicaron un grupo que vino desde Manila a pasar inspección en los centros de evacuación. Abrir la iglesia y las instalaciones parroquiales a todas las familias fue una decisión acertadísima en su momento. Ahora tocaba animar a la gente a salir de allí, a enfrentarse a la realidad, a emprender el largo y arduo camino de la reconstrucción. Reconstrucción que ha de ser material –casas, negocios, fincas…- pero también psicológica y espiritual.

La comunidad redentorista decidió no despedirlos de manos vacías. A cada una de las casi doscientas familias se le ofreció algo de dinero y un kit bastante completo de reparación de techos. No obstante los redentoristas estaban asustados por la posible reacción de las familias. El párroco bajó a la iglesia, cogió el micrófono y empezó a hablar en el dialecto propio. Sinceramente no sé lo que dijo, pero cuando terminó la gente empezó a aplaudir para sorpresa del resto que estábamos observando.

Esto no es sino una muy pequeña muestra de todo lo que estoy aprendiendo aquí de esta gente. La fuerza y la esperanza con las que se levantan –cual ave fénix- de las cenizas; la admirable fe que tienen en que saldrán adelante; su firme confianza en Dios; su sobrecogedora alegría y su sincero agradecimiento…

Este pueblo filipino me está enseñando a ser humilde, a fijarme en lo pequeño, a volver a lo esencial… A recordar lo que verdaderamente significa la Navidad que pronto celebraremos: Dios todopoderoso y eterno que ha querido hacerse niño frágil y vulnerable, dependiente total de María y de José, en un pobre pesebre de una perdida aldea en un insignificante país.

Aprovecho esta entrada para desearos a todos una muy Feliz y Santa Navidad.

El Señor que vino al mundo pobre y débil, nos abra los ojos, los oídos, la mente y el corazón para poder reconocerlo hoy entre los más pobres y los más débiles. El sigue viniendo año tras año, día tras día. Ojalá le abramos el humilde pesebre de nuestro corazón –bestias incluidas- y no dejemos de adorarlo como sencillos pastores de nuestro tiempo.

¡Feliz Navidad!

¡Besos y abrazos a todos!

Carlos A. CSsR

jueves, 28 de noviembre de 2013

TACLOBAN

Muy buenas a todos!

Después de más de una semana en Cebú, el pasado martes llegábamos a Tacloban. Sinceramente, me es muy difícil decidir por dónde empezar a contaros lo que estoy viendo en esta ciudad.

La sensación general es la de estar en una ciudad después de una guerra. Todo destrucción y presencia de multitud de fuerzas armadas de diversos países en todas sus modalidades (aviones, helicópteros, camiones de todos los tamaños…). También todo tipo de oenegés, desde las más conocidas hasta aquellas de las que nunca has oído hablar.

El viaje en una vieja y destartalada furgoneta desde el aeropuerto hasta la iglesia del Perpetuo Socorro nos permitió tener una visión general del estado de la ciudad. Vayas donde vayas ves destrucción, en mayor o en menor medida, pero siempre destrucción. Yolanda no hizo distinción, desde las casas más pobres hasta la catedral, el ayuntamiento o la residencia del obispo.

Lo increíble fue ver el estado de nuestra iglesia: casi perfecto. Algunas partes del tejado están levantadas, pero nada en comparación con el resto de iglesias o de casas. Desde antes del tifón la iglesia se llenó de gente de los barrios situados prácticamente en la orilla del mar y aún hoy –veinte días después- siguen aquí más de 160 familias.

Ayer pudimos darnos una vuelta por el “barrio” más afectado de los que pertenecen a la parroquia (un total de 22). Y digo “barrio” porque supongo que lo fue, hoy lo que queda de él es una meseta de vigas de madera, restos de casas, zapatos, ropa, postes de la luz… todo mojado por las típicas y abundantes lluvias que riegan esta zona cuando se acerca diciembre. Hasta un álbum de fotos familiar tuvimos que pisar para poder seguir adelante. Imaginaos la sensación… No hay palabras en el diccionario para describirlo. Nuestro “tour” liderado por una chica de no más de 17 años cuya casa permanecía solitaria y casi intacta entre toda esta mole de restos, finalizó en el Coliseo, un edificio redondo como una plaza de toros que tuvo el más que dudoso privilegio de ser un centro de evacuación antes del tifón. La gente acudió en masa y cuando empezó a inundarse por la lluvia y a destruirse por el fuerte viento, intentó salir igualmente en masa… Podéis imaginaros el resultado.

Hay una pregunta que surge al ver el estado de la ciudad: ¿Por dónde empezar?

La diócesis se está moviendo para intentar coordinar las distintas acciones que se están empezando a realizar o planificar por distintas oenegés católicas y parroquias, las grandes organizaciones como UNICEF, Cruz Roja, la ONU, etc. se están moviendo por su cuenta. Por nuestra parte, Chris de SERVE (www.serve.ie) la ONG redentorista en Irlanda y yo en nombre de AS (www.asolidaridad.es) la ONG redentorista en España, estamos movilizando a la comunidad redentorista y a los jóvenes de la parroquia a que busquen pequeños proyectos de reconstrucción de las casas parcialmente dañadas en los barrios que componen la parroquia. En dos días ya han hecho el duro trabajo previo y mañana empezarán a recorrer los barrios en busca de los beneficiarios de los proyectos.

En la puerta se puede leer:
"Sin techo, sin casa, pero nunca sin esperanza"
Está claro que, a pesar de toda la destrucción, a pesar de todo el dolor, los filipinos quieren seguir adelante y lo están haciendo lo mejor que saben y que pueden. Es innumerable el número de personas que con una pequeña caja, poco a poco, van limpiando los montones de restos de casas que véis en las fotos. No podemos olvidarnos de Filipinas aunque ya no sea trending topic... Reconstruir una ciudad como Tacloban y las poblaciones de alrededor, va a costar años de mucho esfuerzo. Es admirable la gran esperanza que estoy viendo en las personas que voy encontrando. Toda una lección...

Seguiré dándoos noticias de cómo estamos trabajando por aquí. El próximo sábado volveré a Cebú, pero seguramente vuelva más adelante aquí a Tacloban para seguir con los proyectos.

Gracias de nuevo a todos por vuestro recuerdo y vuestra oración.

¡Besos y abrazos a todos!



Carlos A. CSsR

martes, 19 de noviembre de 2013

CEBÚ (3) Y BOGO

¡Muy buenas a todos!

Después de unos días sin dar información por aquí de cómo va todo -tampoco se trata de ser pesados- hoy quería compartir con vosotros varias cosas.

En primer lugar, si recordáis os dije que  habíamos enviado un camión completo
de provisiones al aeropuerto militar y otro a la base naval del ejército. Pues bien, después de casi una semana de lo primero y de tres días de lo segundo, las montañas de sacos aún seguían allí donde los dejamos... La cosa es que el ejército se había comprometido a enviarlos cuanto antes y por supuesto gratuitamente, pero viendo su frustrante lentitud y la extrema urgencia del envío, decidimos alquilar un trailer, ir a recogerlos y enviarlos por nuestra cuenta, lo que por supuesto aumentaba los costes, pero el tiempo apremiaba... El trailer salió el pasado domingo a las 17 h y ya está entregado a la comunidad redentorista de Tacloban. Lo cual es un inmensísimo alivio.

Desde Tacloban han llegado estos días el Superior Provincial de los redentoristas del sur de Filipinas y Bryan que es el joven laico responsable de Centro de Acción Social de los Redentoristas de esta provincia. Las noticias que traen son a la vez espantosas y admirables. Espantosas por las fotos que han traído de las calles de la ciudad y de la situación en la que se encuentra la gente y las casas. Admirables
por la enorme labor que los redentoristas están desarrollando en Tacloban de la que ya os he hablado en entradas anteriores. En canto sepa cómo compartir un álbum de fotos aquí en el blog os colgaré una selección para que os hagáis una idea.

Dejando Tacloban un poco a un lado, hoy cerca de 20 personas nos hemos  montado de nuevo en un camión lleno de alimentos, agua y kilos y kilos de lonas de plástico para techos provisionales, y hemos viajado hacia Bogo que, como os conté es la ciudad del norte de nuestra isla que nos fue asignada desde la diócesis de Cebú. Aunque la distancia sean 100 km hemos tardado cuatro 'horazas' en llegar allí. Conforme nos acercábamos a la zona más afectada íbamos señalando sorprendidos a un lado y a otro. Palmeras enormes partidas por la mitad, casas sin tejado, casas de las que solo quedan los escombros... Y gente, mucha gente haciendo vida entre tanto caos. A pesar de tanto destrozo, cuando llevábamos ya un buen rato pasando por las zonas afectadas con el coche, me di cuenta de que estaba sonriendo. Los niños no paraban de gritarnos al ver que éramos un camión de provisiones, y los padres y abuelos, emocionados nos hacían algún gesto acompañado de una sonrisa de estas que no se olvidan. Al llegar un buen
grupo de gente estaba preparado para ayudarnos en la descarga. Ha sido una experiencia tremenda.

Sin nada más que contaros y, a la espera de nuevas actividades que se están proyectando os dejo por el momento que aquí ya es bastante tarde y mañana hay que seguir planificando. Por cierto, una de las cosas que dijo el Provincial cuando llegó de Tacloban fue que las alarmas por grupos organizados y armados allí no eran más que rumores... pero claro, quién sabía eso en aquel momento en el que todavía no había buenas comunicaciones... En fin, espero poder ir algún día por allí.

Muchísimas Gracias de nuevo por vuestro cariño, vuestro ánimo y vuestra oración. Se notan.

¡Besos y abrazos!

Carlos A. CSsR


viernes, 15 de noviembre de 2013

AYUDA EN CEBÚ (2)

Muy buenas a todos!

Los medios de comunicación locales e internacionales han visitado en estos días nuestra iglesia en Tacloban, que está reconocida como Centro Oficial de Evacuación. Pulsando aquí podéis ver un vídeo de la BBC en el que el Padre Edwin Bacaltos CSsR, superior de la comunidad ha explicado cómo están intentando responder a las necesidades de las víctimas. Según las últimas noticias, el número de personas atendidas en nuestra parroquia ha pasado de en torno a 2000 a más de 3000. Por otro lado, un hermano redentorista que viajó con un grupo de voluntarios a Tacloban desde Manila, ha decidido trasladarse hasta otra ciudad en Samar, la isla vecina, para ayudar por allí.

Nosotros por Cebú seguimos recibiendo y empaquetando provisiones. Ayer alguien me preguntaba por whatsapp si estaba viendo ‘escenas de indescriptible dolor’ y nada más lejos de la realidad. Por aquí estoy viendo escenas de generosidad y entrega emocionantes. A pesar de la inmensa alegría y esperanza con la que se trabaja desde aquí, enviar las ayudas a Tacloban sigue siendo muy complicado. Ayer llevamos 12 toneladas de alimento, agua y medicinas a la Base Naval pensando que saldrían de madrugada pero nos dijeron que no podían enviarlos hasta el sábado por la noche o el domingo por la mañana. Ahora el ejército se está centrado en evacuar gente de Leyte (la isla donde se encuentra Tacloban) hacia Cebú o Manila, de hecho, hoy tiene prevista su llegada a Cebú un barco con casi 3.000 personas evacuadas. Gracias a Dios hemos conseguido enviar tres tandas de provisiones mediante barcos comerciales o con nuestros propios coches cuando fueron el miércoles por la noche.

Aunque los medios de comunicación afirman que el envío y la distribución de provisiones han mejorado bastante, siguen existiendo duras críticas al modo en que el Gobierno está gestionando la tarea de responder a las necesidades más urgentes de las víctimas.

Las comunicaciones con Tacloban están mejorando, podemos contactar por sms sin problema con ellos pero llamar directamente todavía resulta imposible. Gracias a Dios las labores de asistencia en nuestra Parroquia de Tacloban siguen su marcha con normalidad, cosa que no sucede en todos los centros debido a la delicada situación creada por aquellos que, hambrientos, recurren a la violencia.

Después de una semana intentando responder a las necesidades de Tacloban, hoy estamos empezando a desviar nuestra atención hacia otras zonas muy afectadas. La Archidiócesis de Cebú está animando a todas las parroquias a ‘apadrinar’ una de las parroquias del norte de Cebú afectadas por el tifón. Desde nuestra parroquia, junto con otra vecina, nos haremos cargo de atender uno de los barrios de Bogo, una ciudad a 100 km de Cebú City que tiene en torno a los 70.000 habitantes. Mañana tenemos una reunión con el párroco para organizar y distribuir el trabajo y, en torno al lunes, iremos para allá a transportar y distribuir las provisiones. Ya os contaré qué tal.

Estamos también buscando el modo de responder a las necesidades de las víctimas en la isla de Bantayan, donde las tres parroquias se han visto afectadas. Además, desde la Parroquia redentorista en Iloilo están colaborando con el Centro de Acción Social de la diócesis, así que trataremos también de expandir nuestra intervención hasta allí.

Conforme va aumentando y estabilizándose la ayuda en los centros urbanos, nosotros vamos desplazando nuestra atención más al interior, a los pueblos menos accesibles a los que casi no llegan provisiones.

Muchísimas gracias a todos los que seguís rezando por las víctimas y por los que estamos intentando ayudar, seguid haciéndolo cada día por favor.

Gracias también a los que se están movilizando de mil maneras para intentar ayudar en lo poco o mucho que pueden, hace mucha falta.

Seguiré informándoos.

¡Besos y abrazos!

Carlos A.

jueves, 14 de noviembre de 2013

AYUDA EN CEBÚ

¡Muy buenas a todos!

La situación por aquí se está complicando. Ayer, antes de salir para Tacloban recibíamos la noticia de que grupos organizados estaban atacando a punta de pistola los coches y camiones que intentaban transportar víveres y medicinas a la ciudad. Por el estado de confusión y la inseguridad en la zona, el provincial de Cebú me insistió en que me quedara aquí. Él sí que se cogió el Ferry junto con otro padre redentorista y acabamos de saber que han llegado bien a la comunidad.

Aunque al principio me sentí un poco contrariado con la decisión de quedarme, pronto me di cuenta de que aquí también hay mucho trabajo por hacer. Además tengo buena conexión a internet y puedo informaros de las acciones que estamos desarrollando por aquí de primera mano.

La Comunidad y la Parroquia redentorista de Cebú se está moviendo y mucho. A parte del envío de comida, agua y medicamentos a Tacloban, han puesto a disposición del gobierno una antigua escuela en la que se podrán alojarse hasta 50 familias afectadas por el tifón. Hay muchísimas familias que están aprovechando los aviones de mercancías que llegan a Tacloban para huir de la ciudad hacia Cebú y claro, al llegar aquí no tienen donde ir. La comunidad y la parroquia colaborarán, a parte de con el inmueble mismo, con la electricidad y el agua. El gobierno proveerá el alimento.

Según me cuentan los redentoristas que están trabajando aquí en Cebú, la mayor necesidad ahora mismo en la comunidad de Tacloban son los medios de transporte. Solo tienen dos coches que acaban de llegar hoy con el provincial y otro padre. A este problema se suma que en la ciudad no hay gasoil ni gasolina. Es algo que también se está intentando enviar desde aquí pero no es tan fácil. En el ferry no está permitido llevar bidones de combustible así que solo se pueden enviar en los buques que la Marina ha puesto a disposición para transportar las ayudas a la zona cero. 

Hoy mismo hemos recibido una llamada de la Marina ofreciéndonos el espacio que necesitáramos en un barco que zarpará probablemente esta noche. El problema es que no tenemos bidones para mandar combustible suficiente. Aun así estamos organizando el embalaje y el transporte exprés de las ayudas que van llegando por aquí y de lo que vamos comprando con el dinero enviado. 

La confusión, la poca determinación y la lentitud del gobierno filipino en la toma de decisiones obstaculiza la labor de ayuda en las zonas afectadas. En el aeropuerto de Cebú, la organización está en manos del mismo equipo internacional que organizó las operaciones de emergencia en Haití y en Japón, pero la colaboración y las facilidades del Gobierno a este equipo no permiten agilizar el proceso. Toneladas de comida y agua se acumulan en el aeropuerto de Cebú y salen muy lentamente hacía Tacloban.

Ahora mismo en la comunidad de Tacloban hay en torno a 10 redentoristas coordinando la atención medica y la distribución de víveres de la zona parroquial (en torno a los 20.000 habitantes). He estado preguntando sobre la posibilidad de proyectos a largo plazo y, a la espera de una respuesta más detallada os puedo avanzar lo que todos imaginábamos. Cuando acabe la operación prioritaria de atención inmediata a las víctimas, el siguiente paso será la ayuda a las familias en la reconstrucción de sus casas. Aun así, el RECSEC (Centro Redentorista de Asuntos Sociales y Ecológicos) de la provincia redentorista de Cebú y el secretariado homólogo de la viceprovincia redentorista de Manila se reunirán para estudiar la situación y planificar las ayudas, pero únicamente cuando la situación de emergencia haya pasado.

Cuando tenga más noticias os hago saber.

Gracias por todo de nuevo. Ahora iré al puerto a ayudar también por allí a cargar. 

Seguid rezando y colaborando como podáis desde allí. Las cuentas ya están abiertas y funcionando.

Un fuerte abrazo!

martes, 12 de noviembre de 2013

YOLANDA

Muy buenas a todos!

Llevo varios días queriendo escribiros para contaros más o menos cómo va la cosa por aquí. Lo primero gracias por todos vuestros mensajes preocupándoos por la situación por aquí. 

El tifón fue terrible. Gracias a Dios yo estaba en una zona de las menos afectadas y en un buen edificio. Las fotos ya las estáis viendo por televisión y en los periódicos... Es increíble ver tanto dolor y sufrimiento. Pero os aseguro que más increíble es sentir tan de cerca la diferencia de vivir unos kilómetros más al sur o al norte. 

En el momento del tifón estábamos en un congreso de los misioneros redentoristas en Filipinas. Cuando intentamos comunicar con la comunidad redentorista de Tacloban, una de las ciudades más afectadas por Yolanda, no hubo manera: las líneas estaban cortadas... y así han seguido hasta esta mañana que hemos podido hablar con ellos. El superior de esa comunidad se quedó allí y no vino al congreso para ofrecer la iglesia y la comunidad a la gente que buscara refugio en una buena construcción ante la amenaza del súper-tifón. 

Otra de las cosas que más me han sorprendido de esta situación es que llevaban una semana avisando que llegaría y que sería el más fuerte y devastador en mucho tiempo. El gobierno ya se estaba movilizando: evacuando ciudades, organizando planes de acción... Las familias empezaban también a tomar medidas de precaución. El sonido del machete sobre la madera de los árboles se escuchaba por todas las calles. Pero a pesar de todos los preparativos... bueno esa historia ya la sabéis... Las imágenes hablan por sí solas.

Después del tifón vine a Davao a la casa de estudiantado. Aquí celebramos la profesión perpetua de tres redentoristas y la ordenación de diácono de séis. El tema del tifón seguía presente. En estos días la noticia empezó a llegar con fuerza en España y los mensajes en Facebook, Whatsapp y los e-mail no paraban de llegar. Yo empezaba a sentir algo en mi interior. Las lecturas del Domingo pasado me dejaron sin palabras: "Que Jesucristo, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado tanto y nos ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanza, os consuele internamente y os dé fuerza para toda clase de palabras y de obras buenas" 

De verdad que pude sentir de nuevo cómo la palabra de Dios entraba como una semilla en mi interior y empezaba a brotar. El primer fruto que dejó esta palabra fue una oración que os pego al final de este mail por si queréis usarla para rezar por esta gente.

El último fruto ha sido una decisión. Esta mañana me enteraba  que un grupo de voluntarios de nuestra parroquia de Cebú saldría el miércoles por la noche a Tacloban, de la que ya os he hablado. Irían junto con el provincial de los Redentoristas aquí en el sur de Filipinas y con un Hermano redentorista que es el responsable de la pastoral social. Cuando el provincial me lo dijo no dudé en preguntarle: ¿puedo ser de ayuda?

Empecé a sentir en mi interior la necesidad de hacer algo, de ir allí. Pero, a la vez sentía miedo. Aun ahora lo siento. Miedo a venirme abajo al mirar a la realidad a la cara y no solo en fotos, miedo a no ser ayuda sino estorbo, miedo a que lo que me moviera no fuera sincero... Entonces de nuevo la palabra de Dios de hoy me ha vuelto a dar lo que más necesitaba: "¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."

Así que, como siervo inútil me dispongo a viajar a Tacloban. No puedo hacer otra cosa. Con la tranquilidad y la certeza de que ha sido cosa de Dios, que yo no lo he buscado, que no puedo hacer otra cosa más que ir allí donde se necesita tanta ayuda para aportar mis dos manos y lo que pueda.

Los que me conocéis sabéis que este año no buscaba una experiencia dura, de hecho prefería quedarme en España. Pero ante esta realidad y tan cerca de ella, no me queda otra.

En Tacloban será muy difícil comunicarme con vosotros. Así que no os preocupéis si no respondo. 

No dejéis de rezar por esta gente que tan mal lo está pasando y por los que han muerto.

Rezad también por todos los que vamos mañana para allá. Que el choque de frente con la realidad no nos bloquee y que podamos ayudar en todo lo que podamos.

¡Besos y abrazos a todos!

Os dejo la oración que os dije para que recéis si queréis desde donde estéis.

Oh Dios todo ternura y bondad. 
Tú que en tu incomprensible amor das vida a cada ser humano, 
Tú que tanto nos amas que te hiciste hombre, 
débil y frágil como nosotros. 
Tú que sufriste tanto y moriste injustamente. 
Tú que venciste a la muerte con tu Resurrección. 
Tú que nos abriste la puerta de la Vida para siempre, para todos.
Tú que eres Dios de Vivos y no de muertos. 

Escucha y consuela a tus hijos 
que lloran la inexplicable muerte de sus hermanos. 
Escucha y consuela a los que han perdido su casa, su hogar. 
Escúchalos y consuélalos oh Padre en estos momentos tan trágicos. 

Y a nosotros Señor, danos la fuerza y la entereza 
para poder ser tus oídos a sus gritos callados de angustia, 
tu brazo amigo sobre sus hombros,
 tu abrazo liberador y tus palabras de consuelo.

Que nunca dejemos de sentirte presente, Padre, 
entre los que más sufren. 
Que nunca dejemos de hacerte presente 
entre los que más te necesitan.

Amén

domingo, 27 de octubre de 2013

SALAMAT

Muy buenas!!!

Bueno, a lo tonto a lo tonto llevo ya 10 días en Filipinas y aun no me he parado a daros noticias algo más abundantes que una simple foto en Facebook.

La palabra que encabeza la entrada es como aquí se dice “¡GRACIAS!”  y es lo que brota de mi corazón en estos momentos por todo lo vivido hasta hoy.

He de reconoceros que los primeros dos días fueron bastante duros. El cansancio del interminable viaje, la
diferencia horaria, sentir que todo era nuevo, saberse tan lejos de familia y amigos… solo… Todo esto junto, conformó un mix de sentimientos bastante desagradables que hicieron que todo se viera cuesta arriba.

Gracias a Dios, al día siguiente, fui a conocer al equipo misionero urbano: dos sacerdotes redentoristas y un misionero laico que trabajan en una gran parroquia atendiendo, visitando y formando las más de 100 capillas –pequeñas subcomunidades- que la forman.

Estuve con ellos solamente un día pero pude comprobar el contraste tan grande que existe entre un lado y otro de la misma calle. El lado que sube a la montaña empieza siendo de clase media y, a medida que vas subiendo el nivel del terreno, van subiendo el nivel de las casas hasta ver auténticas mansiones. Sin embargo, si te adentras por las calles del lado que baja hasta el río, el nivel de vida de las personas baja de golpe: callejuelas desordenadas, angostas y de barro te van conduciendo por un sinfín de chozas hasta el límite de ver un simple hueco con una cama y una bombilla. La sensación fue bastante impactante. Después de bendecir una casa, cenar con la familia y celebrar la eucaristía en la capillita de la zona, volvimos a casa.

Fue una experiencia muy breve, yo no hice nada más que estar allí. Todo era en cebuano, por lo que tampoco entendí nada de lo que me decían y la misa la seguí por intuición. A pesar de todo esto, pude sentirme a gusto, acogido por la gente que simplemente te miraba y sonreía, o por los niños que te rodeaban y te cogían la mano.

La siguiente experiencia que he vivido aquí en Filipinas, y las más fuerte hasta ahora, ha sido convivir con los estudiantes redentoristas en Davao, la casa de estudiantado de Asia y Oceanía.

Ha sido una pasada. No solo por el número (30 estudiantes) sino por experimentar -al mismo tiempo- la diversidad de nacionalidades y culturas y la unidad en la Fraternidad como redentoristas. 

Había estudiantes de Filipinas, Indonesia, Tailandia, Vietnam, Sri Lanka, Fidji y Samoa. Desde que llegué allí me acogieron genial. Son muy atentos y muy simpáticos. La verdad es que he pasado una gran semana con ellos. Estaban celebrando el 25º aniversario de la fundación del seminario SATMI (Saint Alphonsus Theological and Misionary Institute), y tenían muchísimo trabajo organizando las distintas actividades programadas para celebrarlo. Son un grupo muy activo y creativo, tienen un grupo de música, hacen coreografías, teatros… hasta hicieron el año pasado un musical sobre San Alfonso.

Después de estos diez días aquí, creo que la clave de estar aquí es observar, escuchar, compartir, abrirme, confiar… En definitiva, aprender, dejarme llenar por estas personas, de sus vidas, de sus historias y de sus culturas.

Dios tiene algo que decirme en esta experiencia, eso lo tengo claro. Poco a poco iré ajustando la frecuencia a ver si soy capaz de escucharle con claridad.

Desde aquí me despido hasta la próxima vez. Gracias por vuestro apoyo y vuestra oración, se nota muchísimo. =D

Salamat!!

Besos y abrazos!!!